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miércoles, 7 de mayo de 2014

Jesús de Nazaret. Carta de Poncio Pilato a Tiberio Cesar

Carta de Poncio Pilato a Tiberio Cesar

Carta dirigida de Poncio Pilato a Tiberio César, aproximadamente en el año 32. 
El original de esta carta se conserva en la Biblioteca Vaticana en Roma, y pueden solicitarse copias de la misma a la Biblioteca del Congreso en Washington. 
En su calidad de carta del procurador romano de Judea al emperador en Roma, este documento es considerado como oficial. Su texto íntegro es el siguiente:


carta de Poncio Pilato a Tiberio Cesar
A Tiberio César:
Apareció en Galilea un hombre joven, que en nombre del Dios que lo envió, predicaba humildemente una nueva ley. 
Primero temí que su intención fuera sublevar al pueblo contra los romanos, pero pronto se borraron mis sospechas, Jesús de Nazaret habló más bien como amigo de Roma que como amigo de los judíos.
Cierto día observé en un grupo de personas a un hombre joven que, apoyado en el tronco de un árbol, hablaba tranquilamente a la multitud que le rodeaba. 
Se me dijo que era Jesús. Esto podía haberlo supuesto fácilmente, por la gran diferencia que había entre él y aquellos que le escuchaban.
Su pelo rubio y su barba le confirieron a su apariencia un aspecto celestial. Parecía tener unos 30 años. 
Nunca antes había visto una faz más amable o simpática. Qué diferencia tan grande había entre él y los que le escuchaban, con sus barbas negras y su tez clara. 
Como no deseaba molestarle con mi presencia, proseguí mi camino, indicándole sin embargo a mi secretario que se uniera al grupo y escuchara.
Más tarde mi secretario me informó que jamás había leído en las obras de los filósofos nada que pudiera compararse con las enseñanzas de Jesús, me informó que Jesús no era seductor ni agitador. Por ello decidimos protegerle. 
Era libre de actuar, de hablar y de reunir al pueblo. Esta libertad ilimitada provocaba a los judíos, los indignaba y los irritaba; no a los pobres, sino a los ricos y poderosos. 
Más tarde escribí una carta a Jesús, le pedí una entrevista en el Pretorio y acudió. 
Cuando el nazareno apareció, estaba yo dando precisamente mi paseo matinal y al mirarle, mis pies parecían aferrados con correas de hierro al piso de mármol, temblando yo con todo el cuerpo cual un ser culpable, a pesar de que él estaba tranquilo. 
Sin moverme, admiré durante algún rato a este hombre excepcional. Nada había en él ni en su carácter que fuera repulsivo pero en su presencia sentí un profundo respeto. 
Le dije que lo rodeaba una contagiosa sencillez que le situaba por encima de los filósofos y maestros de su tiempo. 
A mí y a todos nos causó una honda impresión debido a su amabilidad, sencillez, humildad y amor.
Éstos, noble soberano, son los hechos que atañen a Jesús de Nazaret y me tomé tiempo para informarte de los pormenores acerca de este asunto. 
Opino que un hombre que sabe transformar el agua en vino, que cura a los enfermos, que resucita a los muertos y apacigua a la mar embravecida, no es culpable de un acto criminal. 
Y como otros han dicho, debemos admitir que es realmente el hijo de Dios.

Tu obediente servidor, Poncio Pilato.

3 comentarios:

  1. !Que carta más falsa! viniendo de un hombre que, según la biblia, dejó crucificarlo

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  2. Mario Patricio Leiva, Gracias por publicarlo, siempre es bueno escuchar otras versiones sobre determinado hecho, principalmente cuando este comienza a hacer ruido -hablo por mí- en el entendimiento, hace varios años que busco información para contastar o30 de noviembre de 2023, 17:56

    No sé qué sucedió, pero estaba escribiendo y de repente desapareció lo que escribí, en la creencia de que no se perdió voy a redondear la idea, decía que busco información para constatar o refutar la creencia sobre lo que se dice de Jesús, principalmente con el tema de su muerte, leí el libro Cachemira, en él se habla de que no murió en la cruz, sino que murió de muerte natural y está sepultado en ese lugar. Nuevamente agradecido.

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